sábado, 27 de febrero de 2010

Repicaron por ti...

Aún llora mi alma al intentar recordar aquél fatídico día donde las camparas del pueblo repicaron por ti.
El asfalto, frío como el hielo estaba mojado, y no sólo por las lágrimas que resbalaban de nuestras mejillas, el cielo también lloraba, aún no sé si de alegría por recibirte o de pena por ver el daño que causaba tu despedida.
Las flores que te adornaban no paliaban ni una pizca el color del dolor, tu marcha era inminente, el día se volvió intenso cuando hermosamente te elevaron a hombros y desfilastes delante de todos, entraste en la iglesia una vez más como siempre, sólo que esta vez, todos estábamos allí por ti.
Perdí la noción del tiempo, del lugar, del dolor, llegó un momento en que no creía que aquello fuera cierto!, no lo entendía... no lo quería entender.
Finalmente te encaminaste hasta la casa de dios, donde tanto querías estar, ahora lo entiendo, pero no me pidas que lo acepte... eso ahora no puedo, perdoname!
El día tan intenso aún nos guardaba desgraciadamente más dolor, te paseaste por última vez entre las calles que te vieron... que nos vieron vivirlas junto a ti! Por qué las despedidas tienen que ser tan duras? Por qué hay que sufrir tanto? Por qué?
De pensar que aquello finalizaría allí, donde todos descansa me mataba... no puedo seguir porque... yo morí contigo aquel día.
Te echo de menos hora tras hora, te sueño, te veo, te siento...
Descansa y nos vemos en nuestros recuerdos! allí permaneceremos vivas por y para siempre!
Tu Ró!

No te puedo explicar

Estas son las palabras más utilizadas por Doreen en su nueva visita a nuestra tierra¡ Sí, lo que leen (los que lean vaya), nuestra amiga bor...