miércoles, 9 de junio de 2010

Cántame al oído lo que tú quieras...

No había mejor título para iniciar este nuevo post!
Hoy os traigo la crónica del concierto que la artista Diana Navarro ofreció el pasado día 4 de Junio en el fantástico teatro sevillano LOPE DE VEGA.

¿Cuál es el truco? Sí, eso mismo... no lo entiendo y sé que no me entendéis, así que os explico.

El calor era asfixiante, algo común en Sevilla por estas fechas, nadie parecía patidifuso, excepto yo!! Qué calor!
Dispuestas 1 hora y media antes de que diera comienzo el gran concierto, paseamos por una larga avenida para tomarnos algo y refrescarnos, ¿el nombre? Ni idea, el calor me tenía absorbida totalmente, no se me ocurrió otra idea que ir vestida de negro, sí, lo sé, sólo a mí se me ocurre!!.

La cafetería parecía incrustada a presión entre diferentes comercios a punto de explotar de la misma calor, escupiendo el gentío que rato antes entraba para refrescarse, algo inaudito, pues hacía más calor dentro del local que fuera; entramos nos tomamos un refresco a la velocidad de la luz, los nervios se iban haciendo más presente conforme iban pasando los minutos, faltaba poco y se palpaba en el ambiente.

Curiosamente antes de llegar al gran teatro, el edificio colindante reunía a un grupo de jóvenes con la misma pasión, el mundo Manga, discúlpenme si no es del todo cierto, de eso entiendo francamente poco. Se me hacía curioso que a poco metros de donde se reunían estos jóvenes se diera lugar un concierto tan diferente a lo que allí ocurría, eso sí, la pasión que une ambos hobbies es el mismo!
Llegamos puntuales, por supuesto, Ana, junto a sus padres y su hermano eran mis acompañantes en esta fabulosa noche, de hecho fue Ana la que continuamente me animaba ante la proximidad del concierto.




El teatro era maravilloso, enormes dibujos entrelazados de un hermoso dorado antiguo, embellecían aquella enorme sala, forrada con un terciopelo que acariciaba cada ornamentos que entre palco y palco se podían admirar, y así cada hueco de aquel teatro. Un techo donde perderse para soñar era tan fácil como alzar la vista para vislumbrar aquella extravagante lámpara que iluminaba los recovecos convirtiéndose en una estancia hermosamente arcaica.
Un monumental telón, guardaba entre bambalinas al tesoro más preciado de aquella noche, el cual, todos deseosos esperábamos con anhelo que llegara, era el lugar perfecto, el momento perfecto, todo ello invitaba a que fuera lo que fuese, me lo cantaras al oído…

Apoteósica es la palabra perfecta para describir la presentación que nos regalaba, he de decir que tiene a unos músicos tan artistas que más que excepcionales me arriesgaría a llamarlos únicos, pues reflejan en cada gesto, nota y movimiento lo que es música con alma. Diana salió a escena segundos más tarde, radiante, emocionada, vislumbrada igual que todos nosotros por la majestuosidad de aquel teatro, que esa noche, se llenaba por y para ella.

La noche no transcurrió con normalidad, jamás es así cuando canta Diana, jamás!. No importa lo cansada que esté, la prisa que tenga, el dolor de su alma o de su garganta… pues siempre la deja en el escenario en cada concierto, y en éste, de dejó hasta la piel, testigo fehaciente de ello.

Emocionada más de lo normal, no podía ocultar ni por un segundo, que estar allí le hacía demasiada ilusión, tanto, que si ella disfrutó, nosotros soñamos… la gente dice: no tiene pulmones, tiene un compresor!!! - tiene 40 jilgueros peleándose en su garganta – es cristalina voz de bohemia… a todos esos le digo: Señores, nada, nada, nada, puede compararse con lo que esa mujer hace… pues si por algo destaca Diana Navarro, es por la sencillez que caracteriza su grandísimo potencial. La esperas frágil, delicada, doblegada antes cualquier obstáculo que se crea superior, sin embargo, saca fuerza y tumba con una melodía sinuosa cualquier pensamiento que creíamos poder tener sobre su facultad.

Modela cada nota, gira, cambia, inventa y reinventa cosas, hace de algo simple algo hermoso pero igual de simple, adorna cada nota que prolifera de su alma, siempre humilde, siempre Diana. Dice que su público, es decir, nosotros, somos una de sus fuentes principales de energía e inspiración, cuando es ella con su “música del alma” la que hace que la vida sea más fácil, más bella, si con nosotros tiene una fuente, nosotros con ella encontramos un acuífero de sensaciones y vivezas inagotables!

La noche transcurrió entre suspiros, aplausos, nostalgias, emociones, aplausos, vitoreo, alabanzas, aplausos, alegrías, aplausos… he dicho aplausos? Pues eso, muuuchos, muchooos aplausos, una actuación sencillamente colosal! Cada canción , siendo éstas normalmente las mismas en cada concierto (a veces varía), sonaban diferentes las una de las otras, se superaban, algo impensable... cómo puede seguir emocionándome canción tras canción cuando llevo 4 años siguéndola? No me lo explico, pero ahí reside la magia con la que ésta artista llena nuestros corazones. Inclusive el calor, y eso que no teníamos aire acondicionado, dejó que aquella noche, la que reinara en nuestra mente, alma y corazón, fuera Diana Navarro.

Porque sencillamente es así, la artista se quedó a esperar a aquellos que después de la actuación quisieran saludarla, para firmar autógrafos, felicitarla, etc. El calor era agobiante, pero recibió a todos y cada uno de los que allí se quedaron, incluida una servidora. La felicité por supuesto, pero había demasiada gente, y como por suerte y por desgracia para ella, nos hemos visto en otras ocasiones, preferí quedarme un poco más al margen, aire era precisamente lo que por allí no corría!
Le agradecí el gesto que tuvo de cantar un fandango, ese palo del flamenco es uno de mis favoritos, crecí escuchando a mi madre cantarlos, así que me hizo mucha ilusión escucharlo de la voz prodigiosa.

Creo que me dejo mucho atrás, pero hay sentimientos que las palabras no pueden expresar, leyendo esto creo que pueden hacerse una idea.

Para aquellas personas que no conozcan a Diana Navarro, os invito a que visitéis www.diananavarro.org, si algo merece la pena en esta vida, es la de acompañárla con la mejor música hecha desde el alma para el alma.

Diana, me hiciste sentir de nuevo el adiós que implica todo comienzo…
Sabes que te aprecio…

Paloma

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